martes, 3 de enero de 2012

Rebajas de enero

Cuando nada parezca ser como debería ser, recuerde dar unos pasos en la arena. Porque la arena no construye solamente castillos en el suelo, sino que bien puede edificarlos en el aire. Porque no sólo nos permite dejar huellas, sino examinar las huellas que nos han dejado marcadas (en la piel, en los huesos, en la sangre). Camine despacio, no se apure, arrastre un poco los pies. Deje que la arena se desparrame entre sus dedos, que lo recorra, que le impida avanzar. Así caminando se pasan los minutos y las horas. De repente, como una ráfaga de viento, va a sentir el golpe seco en la frente: la solución. O por lo menos, la manera de alcanzarla. Así de pronto todo encaja, los como, los por qué, las preguntas, las respuestas. Todo, todo se entiende. Se definen el amor y el desamor. Los pies se alejan del mar, cada vez más ligeros, cada vez más confiados. Y todo porque dimos unos pasos en la arena, solo unos pasos, solo unos instantes. Te amo (sí, te amo). Te odio (tan lejano). Dame más (siempre).