miércoles, 30 de marzo de 2011

sin titulo es mejo

Es mejor que sigas solo,

Acumulano tristezas, penas y olvidos.

A mi la tristeza me pasò,

Las penas ya no me llegan

Y el olvido me alcanzò.

No quisiera verte rengo,

Incrustado por ningun amor

No quisiera verte pesado

A causa de la indecisión.

Tu sonrisa me contagia,

Me da pena y calor

No quiero verte sin ella

No quiero verte rengo

No quiero verte mi amor.

Tu paz me da trabajo,

De ese que no tiene sabor,

No distingo si es alivio,

No distingo bien su olor.

Y quizà mi primer poema

Se fue como tu voz.

Es la primera vez que lo intento

Como intento no sufrirte,

No.

Y como el no es mal final para los dos,

Tambien lo es para mi hoy.

Por eso te pido que sigas,

Que pases y te decidas,

Que no pienses en si ni en no,

Que tan solo rias.

Que rias para contagiarme,

Que rias para ser vos.

La mochila puede ser mas pesada,

De lo que trae cualquier amor,

Y cual turista te vas caminando.

Y me voy detràs yo.

Solo reite mi amor

Que para la pena ya no hay dolor.

Solo reite mi amor

Que para la pena no hay espacio hoy.

Y asi como empezó, terminò

Lo eterno no es siempre bueno

Es mejor que sea fugaz y duradero

Solo reite mi amor,

Es mejor que sigas,

Con tu mochila y mi corazon.

domingo, 13 de marzo de 2011

Postcrucifixión


Dylan Thomas andaba solo en una multitud de amores. ¿Y yo? Yo ando sola en una especie de laberinto sordo de voces y risas, y llantos perdidos, y rostros sin nombre. Hay besos sin sesos y envases vacíos, los ecos de un mundo ido, una infancia con Nesquick y un estruendo de ladridos. Algún que otro tren que nunca llegó, y el amor por vos, enana de mi alma, que llenaste de trazos esta porción de mí, este papel enredado de suspiros e ilusiones, de esos ladrillos del mundo que son las palabras. Y sobre tus trazos playeros quedan ahora las huellas de miel de los amigos, el humo transpirado, los versos inconclusos, esa amistad caliente y mojada que rompe sus reglas sobre mil y un colchones. Por este laberinto también da vueltas como un trompo un corazón digno de romperse, sangrando profusamente sin pausa y sin prisa, con un ancho de espadas clavado en su palpitante carne contradiciendo y aniquilando todo lo que no puede evitar. Los celos enfermos, los miedos guardados, la palma de la mano sin futuro impreso y la certeza de haber amado como si una aguja penetrara hasta los huesos, apretando los dientes y sin pedir perdón. Pero aún hay más: un sol de enero, el instinto rebelde, indomable, liberado; vasos, rezos, cascos, motos, el vino dulce de la espera que me agotó (el no saber nada de vos). Y dueña de todo eso y más, en este laberinto, yo, tan yo, sólo yo; eternizada en un momento o en todos, niña y mujer, acción y pensamiento, tan viva, tan mi dueña, tan soñada y tan extraña, inexplicable e inmensamente FELIZ