viernes, 20 de mayo de 2011

Papel picado


Café con leche, dos tostadas, un jugo de naranja. Todas las mañanas iguales (¿peleando como animales?). La cama todavía está tibia y la melena morocha intenta encauzarse delante del espejo. Que rico el café, que frío que hace. Y la voz hoy tararea un tango. Hoy está contenta. No se respira aire tenso, no hay reproches, no hay malentendidos. El tango sigue sonando y la melena morocha, sin saber por qué, también empieza a tararearlo. No sabe cómo sabe la letra, pero la lleva corriendo por la sangre. Se ve que se coló entre los mil y un cafecitos con leche de sus mil y una mañanas, desde que se levantaba y se ponía el pintorcito hasta ahora, cuando cambió el pintorcito por un corazón roto alguna que otra vez. Se ven dos mujeres cantando esta mañana, pero se oyen tres. Después de todo, la tercera es la primera.

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Abrazame. ¡Ouch! Ojo, despacito, con cuidado.Todavía estoy mal cosida. Así, anda despacio, muy despacio. No me beses. No, mejor besame (lo voy a lamentar). Guarda que quema todavía. Ahora sí, probá de vuelta. Abrazame como si estuviera hecha de hojas secas, de algodón…y también de alfileres. Sobretodo abrazame como si te doliera. He aquí el dilema del erizo: cuanto más cerca estemos, más chance tenemos de desgarrarnos, de aniquilarnos, de comernos los sueños del otro sin querer. Sin duda, soy un erizo descuidado: ya están tus manos sobre mis manos, tu ombligo sobre mi ombligo, mi cintura perdida debajo de vos. Pero, ¿realmente sos un erizo? ¿O soy sólo yo la cubierta de espinas? No sé, pero por las dudas, abrazame despacito (y haceme tuya con rabia, con fuerza, con ese sudor, con tu sudor)

Que me tenga cuidado el amor.

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Foucault, Verón, Saussure, Cortázar, Vattimo, Nietzsche, Pizarnik, Galeano, Baudelaire, Metz, Saki, Bukowsky, Adorno, Benjamín, Barbero, Marx, todos ellos y más me gritan desde las hojas: “¡Bienvenida al mundo! A ver qué logras hacer con él.”

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¿Dónde pongo lo hallado,
en las calles ,los libros ,las noches ,
los rostros en que te he buscado?

Supongo que en esa cajita de té que nunca lleno de té.

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No sabemos ni de qué, ni cómo, ni por qué nos reímos. Tampoco sabemos que va a ser de nosotros mañana o pasado, el fin de semana es un hueco en el tiempo corriente para gente como ellos, o como yo. Sólo sabemos que estamos bien, que nuestro rato juntos está bien, no importa cómo, ni cuando, ni dónde. Acá, en esta suerte de vórtex, no existen ni trabajos incordiosos, ni padres rabiosos, ni novios celosos, ni noches de insomnio, ni desamores, ni tormentas. Salvo la nuestra. Y cada noche está para desatarla.

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“Yo a vos no te creo nada, ¿cómo vos vas a creer en mi?”

“¿Cómo decís?”

“Nada, estoy cantando”

¿Entran universos de tierra y agua en esta cama?

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Repetían, como un mantra, “Let it be”. Locas de atar, ¡pero de atar eh! Era su ritual sentadas en la baldosa tibia, entre el humo, con una media sonrisa. Saben que sobrevendrá alguna que otra crisis, pero también saben que son felices. Locas, rabiosas, neuróticas, pero inmensamente felices. La más chiquitita estornuda.

“Salud”

Vuelve a estornudar, cual si fuera una ratita.

“Dinero”

Le pica la nariz. Está a punto, muy a punto. La boca de la que anda sola en medio de la mar comienza a dibujar lentamente la letra A mientras que la adolescente suicida de Verona reprime con fuerza el estornudo.

“Sabés que, de todos modos, algún día va a llegar

Se sonríen mutuamente. LET IT BE.

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¡Payasa! ¡Gorda payasa! Como corre, como salta, como se nota que sueña esa cabecita. Es como un puntito de luz y vive encendida, y ama la vida. No le tiene miedo a nada (salvo a algún que otro pelotero). Da besos con ruido, y balbucea, y yo no veo la hora de que por fin hable, y cante a los gritos, y me cuente secretos al oído. Me abraza cuando me río, cuando lloro, cuando me enojo. Todavía tiene intacta esa incondicionalidad que muy pocos mantienen a lo largo de su historia, y yo la amo porque no sabía que existía esa clase de amor. Yo quiero ser como ella cuando sea grande. ¿Falta mucho?

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Acá son todos negociados: el fútbol, la política, los diarios, la televisión.

Grita. Nunca escucha, solo grita. Si por él fuera, anotaría los segundos en los cuales respira, pero su control no puede con la vida entera, ni con la locura, menos con la mía. Y yo, su muñeca de porcelana, la figurita difícil del álbum (si lo soy para él, no sé por qué me asombro de haberlo sido nuevamente), el microemprendimiento de su casi medio siglo, quiero llorar. Me muerdo la lengua y me enveneno, respiro hondo, digo todo que sí. Y me late el cerebro, y se retuercen mis neuronas, y quiero que se calle. Con todo, no sería capaz de decirle adios. A veces siento que no es feliz, y se me caen todos los cielos encima, y trato de que me oiga pero en su cabeza ya no hay más lugar. Entonces, sólo lo abrazo, apenas, y vuelvo a tener 8 años. Ya que no puedo regalarle una vida nueva, le regalo un recuerdo tibio, lo imprimo en su memoria y le recuerdo que no soy más muñeca, ni figurita, ni proyecto, pero que seré siempre su ángel de la guarda (aunque yo no sea un ángel, y él tampoco crea en ellos).


*BELLOTA*


sábado, 14 de mayo de 2011

El que no arriesga puede Morir por Amor

Cuando creyo que te habia extirpado por completo, reaparece esa luz, ese zumbido que le recuerda constantemente que seguis ahi, que no te fuiste, que la operacion fue tan solo una ilusion. incluso mas transparente que tu existencia, incluso mas efimera que nuestra realidad. y pensar que todavia la ves llorando cuando tus palabras le haces escuchar. y pensar que la historia se sigue repitiendo cuando le decis nunca mas. Ya no sos lo que eras, solo sos el recuerdo de lo que no paso, cuenta con las alas del mar, y con la paz existencial.
La historia podria ser otra, quiza, si su mente no pudiera controlar. pero puede, y quiere.
De a poquito le fue contanto, como de su vida se habia ido borrando, cada palabra era un martirio para su alma, cada palabra que largaba, pensaba, le quemaba. hasta que noto que era tan solo una sensacion, que definitivamente lo habia logrado, que se habia marchado. Lo habia extirpado.
Sus brazos dolian de tanto esquivar heridas, la sangre que solia correrle sin sentido se habia estancado para hacerla sentir otra vez. Y esta era en serio. sus ojos al mirarla la llenaban, la esperaban, la cuidaban, sentia su cuerpo caer hasta ahogarla, y ese ahogo la revivia, le ardia, la quemaba, desde lo mas profundo la mataba, para revivirla y apaciguarla. Habria preferido correr mas de una vez, pero por alguna extraña razon sus piernas no se lo permitian, ese alarido, ese taladro que eran sus gritos la divertian, y marina bailaba, claro que bailaba, al compas de una musica que ni ritmo tenia, pero que extrañamente la perseguia. y le gustaba.


domingo, 8 de mayo de 2011

El problema es que no hay problema.

El miedo y yo, solos en la cama. Pavada de postal intrascendente. Me mira y lo miro, susurra cosas que no quiero escuchar: un poco porque las sé de memoria, otro poco porque me embadurnan los oídos con la brea asquerosa de la soledad.

No me despiertes cuando vengas...y no me hables al oído.

¡Callate!¡No me jodas más! Necesito tantas cosas y al final todo se reduce a la paz, simple paz, sólo paz, la paz que no se encuentra en esta quietud maldita.

Ya no me sirven tus palabras, apagué el sueño demasiado temprano.

¿Será que lo apagué temprano? ¿Será que lo apagó temprano? ¿ Será por vos, por mí, por las mil noches sin dormir, por todo el tiempo que pasé sin leer a Julio, por el flagelo insoportable de escuchar al Flaco? ¿Será porque crecer es una mierda pero nadie se anima a decirlo así, tan categóricamente?
Un mundo perfecto y una vida perfecta. La felicidad más pura. Las noches más alegres, las risas mas risueñas, y bendita sea la boca que da besos. Sobretodo esa boca. Sobretodo esos besos. Y si todo pasa por algo y acá estas y sos la paz que necesito...entonces, ya no tengo nada más que preguntar.
¡Pero no! ¡Guarda ahí! Viene la drama queen, la que creiste haber matado. Herida de muerte, pero vivita y coleando, porque la muy hija de puta no sabe morir. No se siente morir, y se nutre de tu ira y de tu decepción, de tus heridas abiertas, de esta sangre envenenada que hace tanto no podías escupir. Y reventas, ¡si, claro que reventas! Y sos un resto de la nada, y es la hora de dormir abrazada a tus peluches, bien nena, toda nena, tan nena, ultra nena. Nena loca, loca, reventada, paranoica, suicida, delirante, fulgurante, expectante. Eras nena aquella tarde, llorando en la estación, y sos nena una noche como hoy, cuando ya no tenes bombas que ponerle a tu autoestima pero aún así escarbas bien hondo. ¡En algún lado debe haber mugre! Y sí, claro que la hay. Como a todo muñeco de trapo mal cosido, hay que tratarte con precaución. Un apretón de más y se te sale la guata, pero si se te deja sola los perros te ladran, te muerden, te rompen, te descosen, te desgarran. Que miedo dan esos perros. Que miedo dan los abrazos. Que miedo da cuando huís de la jauría fantasma y terminas rapiñando montada a los container el maldito amor que tanto miedo da. La muñeca rota no sabe lo que quiere. Y de pronto se ríe.
Se ríe histérica, un temblor de carcajadas, una pedrada en el alma, un roce de viento. Entiende de pronto que tiene el mundo entre las manos y se emperra en soltarse y perderse. Es entonces cuando se pregunta si acaso le da culpa ser feliz, y en este mundo sentirse culpable por ser feliz está de moda. Da culpa el placer, da culpa relajarse, da culpa gozar. ¡Hay que vomitar ese mundo! Mundo enfermo, mundo podrido, mundo infeliz. Y la gran paradoja de esta historia es que ella NO QUIERE ser como el resto del mundo. Quiere que la vida la despeine y la alborote, que los sueños se encadenen uno tras otro, tras otro, tras otro, y ama andar sin freno porque sólo así se es consciente del aire.
Yo otra vez. El miedo en mi cama. Mi libertad, una puta encariñada vestida a la marchanta, gime en mi corazón. De utopía a realidad se transforma a cada paso, y me ama tanto que dejó de ser efímera, sólo para mí, porque yo se lo pedí. Quiero estar sola con ella, porque sólo así puedo ser yo enterita. Mal cosida pero entera. Menos trapo y más carne. Menos ruinas y más versos. A dormir libertad, que mañana me toca sacarte a pasear como siempre (y tal vez hoy, como nunca). Respiro hondo y, de una patada, expulso al miedo de mi cama.

NO VUELVAS (yo estaré a un millón de años luz)