miércoles, 27 de octubre de 2010

No Existe La Garantia Emocional

Cada tanto tenía que luchar con ese fantasma que amenazaba con atosigarla, con ahogarla. Veía en cada persona de ese lugar un alguien que la atormentaba.
Como si en cada persona visible existiera el invisible, en cada mano levantada vislumbraba su mano, en cada zapatilla sus dedos, en cada abrazo, el que le robaron. Y así, sin estar sumergida ya en el dolor intenso que antes le ocasionaba, revivía una y otra vez su historia pasada. Le resultaba difícil convivir con ese fantasma que intentaba ahogarla, que pretendía sujetarla hasta el último grito y no dejarla.
Y sin embargo ya no dolía, ya no sangraba, ya no emanaba sudor de ansiedad ni lágrimas equivalentes a un temporal; De esos en los que es necesario evacuar a todos y cada uno de los respectivos habitantes de su cuerpo devenido en ciudad. Sus ojos se reposaban en todos y en cada uno de los que veía pasar, creyendo, y hasta en el fondo deseando, verlo caminar. Chocar sus caras una vez más y ver que era real Que el dolor desaparece tanto en las ideas como en la realidad. Que al fin y al cabo la dualidad termina por ceder, que no puede vivir en el extremo constantemente, que se deja llevar, ganar, y unirse en su verdad. Pero nunca era él, eran sombras similares que su mente creaba para intentar desviarla. No podía conceder el hecho de verla entera, de verla bien. De sentirla con total conciencia de su contingencia, sabiendo que se iba a acabar, que en algún momento todo llegaría a su final. Y con eso sobrevivía día a día, sin dejarse molestar por los fantasmas egoístas que con ella vivían. Sabiendo que cada sombra era un símbolo de su maldad. Que contra todo podía y que nadie la vencía. Y esto la asustaba, se sabia capaz de, e incapaz de también. De que no se. Pero lo sabía. Lo sentía. Y nada mas le importaba. Contra ella nadie podía, una vez resurgida sabía muy bien que no iba a volver a caer en sus cenizas. Y eso les molestaba. Y los fantasmas danzaban a un compás desvariado, ruidoso, molesto, fastidioso, con osos y todo. Y así sonreía, entonces ella les sonreía, y con su risa los destruía. Era grande, brillante, sincera y reía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario