Café con leche, dos tostadas, un jugo de naranja. Todas las mañanas iguales (¿peleando como animales?). La cama todavía está tibia y la melena morocha intenta encauzarse delante del espejo. Que rico el café, que frío que hace. Y la voz hoy tararea un tango. Hoy está contenta. No se respira aire tenso, no hay reproches, no hay malentendidos. El tango sigue sonando y la melena morocha, sin saber por qué, también empieza a tararearlo. No sabe cómo sabe la letra, pero la lleva corriendo por la sangre. Se ve que se coló entre los mil y un cafecitos con leche de sus mil y una mañanas, desde que se levantaba y se ponía el pintorcito hasta ahora, cuando cambió el pintorcito por un corazón roto alguna que otra vez. Se ven dos mujeres cantando esta mañana, pero se oyen tres. Después de todo, la tercera es la primera.
_________________*_____________________
Abrazame. ¡Ouch! Ojo, despacito, con cuidado.Todavía estoy mal cosida. Así, anda despacio, muy despacio. No me beses. No, mejor besame (lo voy a lamentar). Guarda que quema todavía. Ahora sí, probá de vuelta. Abrazame como si estuviera hecha de hojas secas, de algodón…y también de alfileres. Sobretodo abrazame como si te doliera. He aquí el dilema del erizo: cuanto más cerca estemos, más chance tenemos de desgarrarnos, de aniquilarnos, de comernos los sueños del otro sin querer. Sin duda, soy un erizo descuidado: ya están tus manos sobre mis manos, tu ombligo sobre mi ombligo, mi cintura perdida debajo de vos. Pero, ¿realmente sos un erizo? ¿O soy sólo yo la cubierta de espinas? No sé, pero por las dudas, abrazame despacito (y haceme tuya con rabia, con fuerza, con ese sudor, con tu sudor)
Que me tenga cuidado el amor.
_______________________*_______________________________
Foucault, Verón, Saussure, Cortázar, Vattimo, Nietzsche, Pizarnik, Galeano, Baudelaire, Metz, Saki, Bukowsky, Adorno, Benjamín, Barbero, Marx, todos ellos y más me gritan desde las hojas: “¡Bienvenida al mundo! A ver qué logras hacer con él.”
__________________________*___________________________________
¿Dónde pongo lo hallado,
en las calles ,los libros ,las noches ,
los rostros en que te he buscado?
Supongo que en esa cajita de té que nunca lleno de té.
_________________________*___________________________________
No sabemos ni de qué, ni cómo, ni por qué nos reímos. Tampoco sabemos que va a ser de nosotros mañana o pasado, el fin de semana es un hueco en el tiempo corriente para gente como ellos, o como yo. Sólo sabemos que estamos bien, que nuestro rato juntos está bien, no importa cómo, ni cuando, ni dónde. Acá, en esta suerte de vórtex, no existen ni trabajos incordiosos, ni padres rabiosos, ni novios celosos, ni noches de insomnio, ni desamores, ni tormentas. Salvo la nuestra. Y cada noche está para desatarla.
__________________________*____________________________________
“Yo a vos no te creo nada, ¿cómo vos vas a creer en mi?”
“¿Cómo decís?”
“Nada, estoy cantando”
¿Entran universos de tierra y agua en esta cama?
__________________________*____________________________________
Repetían, como un mantra, “Let it be”. Locas de atar, ¡pero de atar eh! Era su ritual sentadas en la baldosa tibia, entre el humo, con una media sonrisa. Saben que sobrevendrá alguna que otra crisis, pero también saben que son felices. Locas, rabiosas, neuróticas, pero inmensamente felices. La más chiquitita estornuda.
“Salud”
Vuelve a estornudar, cual si fuera una ratita.
“Dinero”
Le pica la nariz. Está a punto, muy a punto. La boca de la que anda sola en medio de la mar comienza a dibujar lentamente la letra A mientras que la adolescente suicida de Verona reprime con fuerza el estornudo.
“Sabés que, de todos modos, algún día va a llegar”
Se sonríen mutuamente. LET IT BE.
_____________________________*__________________________________
¡Payasa! ¡Gorda payasa! Como corre, como salta, como se nota que sueña esa cabecita. Es como un puntito de luz y vive encendida, y ama la vida. No le tiene miedo a nada (salvo a algún que otro pelotero). Da besos con ruido, y balbucea, y yo no veo la hora de que por fin hable, y cante a los gritos, y me cuente secretos al oído. Me abraza cuando me río, cuando lloro, cuando me enojo. Todavía tiene intacta esa incondicionalidad que muy pocos mantienen a lo largo de su historia, y yo la amo porque no sabía que existía esa clase de amor. Yo quiero ser como ella cuando sea grande. ¿Falta mucho?
____________________________*_____________________________
Acá son todos negociados: el fútbol, la política, los diarios, la televisión.
Grita. Nunca escucha, solo grita. Si por él fuera, anotaría los segundos en los cuales respira, pero su control no puede con la vida entera, ni con la locura, menos con la mía. Y yo, su muñeca de porcelana, la figurita difícil del álbum (si lo soy para él, no sé por qué me asombro de haberlo sido nuevamente), el microemprendimiento de su casi medio siglo, quiero llorar. Me muerdo la lengua y me enveneno, respiro hondo, digo todo que sí. Y me late el cerebro, y se retuercen mis neuronas, y quiero que se calle. Con todo, no sería capaz de decirle adios. A veces siento que no es feliz, y se me caen todos los cielos encima, y trato de que me oiga pero en su cabeza ya no hay más lugar. Entonces, sólo lo abrazo, apenas, y vuelvo a tener 8 años. Ya que no puedo regalarle una vida nueva, le regalo un recuerdo tibio, lo imprimo en su memoria y le recuerdo que no soy más muñeca, ni figurita, ni proyecto, pero que seré siempre su ángel de la guarda (aunque yo no sea un ángel, y él tampoco crea en ellos).
*BELLOTA*
No hay comentarios:
Publicar un comentario