miércoles, 9 de junio de 2010

Ciudad de Napoles

Y si hablamos de costumbre, el costumbrismo es el ismo preferido por todos. Hombres y mujeres de todas las edades. Perros y gatos de todas las calles. Vayamos todos juntos a luchar por un mejor costumbrismo.
Así podría ser presentado este nuevo partido, que de nuevo no tiene nada más que esta pequeña reflexión que mi cabeza empezó a esbozar partiendo de un instante más en la globalización.
Y si de costumbre se habla, digamos que esto no fue más que aquello. Y ahí quedamos. Estancados en esa nada que dejamos mani atada para poder vivir lujuriosos mientras la tormenta se retenga de estallar. Y así andamos. Perdidos y mani atados en la costumbre que nosotros mismos nos generamos, y para salir un poco de la auto culpabilidad, ¿por qué no echarle un poco de esta al sistema, a la vida, a los padres, a la familia?, y dale nomás, dale que va. Todo, absolutamente todo, desde el chiste más ingenuo hasta la autopista más grande refieren a la costumbre y la comodidad. Como si no correr el velo de isis fuera tan gratificante para uno. Y hablemos de uno para no hablar en pos de la humanidad, para no caer en el autoritarismo del que me quejo. Como si esa comodidad y “costumbridad” que dicen brindarte fuese lo que a gritos parada en la esquina pedís. Y no señores. Habría que aprender a leer más los gritos de cada uno. ¿Para qué generalizar y poner en boca de otros lo que tan solo pocos quieren? Y muchos dirán entonces que es imposible brindarle a cada cual lo que a cada cual le toca, que es imposible leer el grito de toda persona a la que se le ocurra gritar. Y acá lo ves, la autopista es la respuesta a la comodidad. Es lo que necesitas, dicen. Lo siento, digo, a mi nadie me pregunto si la necesitaba o estaban generando que la necesite. Nadie me pregunto si yo quería acostumbrarme a viajar parada durante eternas horas que teóricamente iban a ser acotadas, placenteras, didácticas, por que no. Se aprende más en un bondi que en la escuela.
Pero no quiero quedarme en esto, se va al costumbrismo. Dijimos ismo. Sobre esto iba a vomitar. Sobre la costumbre a toda cosa que se nos cruza en el camino. Tenes un pez, te acostumbras a el y cuando muere lloras.¿Por qué lloras? ¿Por que murió? ¿O tan solo por que ya no esta ahí donde tan acostumbrada estabas a verlo? Y así con todo, acostumbrate a sufrir, acostumbrate a llorar, acostumbrate a reír, a comer, a vivir, a caminar, a estudiar y bailar. Acostumbrate a viajar parada y apoyada, ¡y no te quejes! A ver si algún loco te mata?, acostumbrate a ver nenes sin ropa y en patas, acostumbrate a bajar la mirada cuando una autoridad te habla, acostumbrate a rezar y pedir perdón por todos y cada uno de tus malísimos pecados, que dios se enoja y tiene memoria aunque a los 5 años nada hagas. Acostumbrate a respetar a mama y a papa, aunque ellos sean también humanos y a veces no lo hagan. Acostumbrate a saludar y tratar bien a los demás aunque no tengas ganas. Y así desde que te acostumbras a caminar y a respirar todo lo que queda son acumulaciones de costumbres, que como todo en esta vida, y digan lo que diga, le tengan miedo o envidia, todo muere, todo pasa. Todo socava y se acaba. Y si de costumbre se trata es el desarraigo más crudo que uno a veces tiene que transitar. Perder a quién tenes al lado es perder la costumbre de tenerlo, ¿y cuantos lamentos trae eso? Y no es más que eso. Todo pasa por la costumbre, la falta de costumbre, la pérdida de costumbre y sobre todo el miedo a que esto suceda.
El miedo a perder la costumbre y a realizar un cambio radical en algún aspecto de la vida, es lo que mas nos hace aferrar y rectificar en cada nudo que le hacemos a nuestras manos, la vida que llevamos. Que muchas veces es vida cómoda, vida que otro nos fue proporcionando y que por no perderla no fuimos desatando.
Habría que ver qué pasaría si podemos leer a la vida como un sobrevivir a la muerte, y así transformar nuestra contingencia en destino e ir desatando cada nudo acostumbrado que fuimos engendrando. Atrevernos a ver otras verdades más allá de las que nos acostumbramos a ver, ver otras realidades más allá de las que están impuestas. Correr, ver y buscar desde nosotros, sin la costumbre de atar nudos y más nudos a nuestras manos.


y para romper mi costumbre, me personifico diciendo: marina firma

1 comentario:

  1. te venero
    te idolatro
    me arrojo a tus pies!
    jajajaja
    creo que sabes que compartimos la misma vision
    ah! y vi varios pedacitos de romanticos, y de Heller y demás yerbas
    God Save Fsoc(L)

    nunca me acostumbraré a tu hermosa creatividad, rubia =)

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