viernes, 11 de junio de 2010

Te sobra muerte y pasarela

Tenía una sola cosa en mente. La repetía una y otra vez, fijándola en su sistema, convenciéndose, alimentando una fé ciega en ese proposito, en esa misión. Como un mantra, hizo eco en su cerebro una vez más: "Kill the drama queen".
Apretó los dientes y los puños, aferrando el arma ya tibia entre sus manos. Horas en esa posición, esperando, rezando, susurrando, respirando entrecortadamente. Cada tanto giraba sobre sí misma dando un grito ahogado y las lágrimas corrían por sus mejillas, internándose en su boca, saladas, cálidas contra sus lábios lívidos. "Kill the drama queen, kill the drama queen, kill her, kill her, KILL HER!!!" ¿Cómo era posible que no pudiera deshacerse de sus garras? Allí estaba, con una media sonrisa, una mueca cruel, totalmente desprotegida, lista para sentir el plomo hundirse en su carne. Así estaba ella, indefensa, entregada...¡Y aún así era incapaz de liquidarla! Por un momento pensó que se había encariñado con ella, pero era tan absurdo como encariñarse con una espina atravesada en la garganta. Intentó golpearla, escupirle, tironear de su melena, decirle que la estaba arruinando, que la estaba consumiendo y que, por esa razón, iba a matarla. Que supiera por lo menos la razón de su final. Pero ella lo sabía, claro que lo sabía, lo asumía, lo aceptaba. Tanto aliento había gastado en condenarla una y otra vez a la tristeza que tarde o temprano debía haber comprendido que ella iba a rebelarse. Después de todo, nadie puede vivir mucho tiempo soportando una miseria impuesta por una voz, una cruz que uno mismo acepta cargar. Pero ya no quería la cruz. La cruz ya no existía. Sólo estaba el latigazo constante de la voz de la drama queen en sus oídos.
"KILL HER KILL HER KILL HER KILL HER KILL HER!!!!!!"
No podía ser tan difícil. De pronto, lo vió todo tan claro. Aguantó la respiración por un segundo, apretó una vez más el arma, que ya hervía entre sus dedos. Una sonrisa se dibujo en su rostro. Detrás de ese demonio pudo ver luz, sintió el calor, el viento, todo eso que ya poseía y se negaba a tomar. Y entonces ya no quedaban dudas. Vió como la drama queen dejaba de sonreír al darse cuenta de que su prisionera había tomado una decisión. Un solo movimiento, apuntó y apretó el gatillo, haciendo añicos el espejo.

1 comentario:

  1. espero ver a mi amiga sin su drama queen mañana, para tomarme unos mates sin la enemiga mortal number one: una misma
    excelente final feliz querida, yo y mi otro yo ya amigados, te aplaudimos desde la costa sanmiguelence =)

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