sábado, 26 de junio de 2010

LET IT BE (let it bleed)

-Sabes que te amo, ¿verdad? – dijo y dio media vuelta su torso desnudo para poder adecuarse a la cama y así comenzar a dejar volar su imaginación para luego dormirse.
- Si – fue todo lo que dije. Besé su frente con mis labios mojados y suaves, le acaricie la espalda, y sentí cómo su respiración iba tomando sentido con la mía. Lenta, suave, casi imperceptible.

Nos habíamos conocido hacia un año, año y medio, tal vez dos. Hay un punto en el que mi mente no recuerda, o no quiere recordar tal vez, el tiempo exacto que llevábamos viviendo de esta manera.
Es que nuestras vidas parecían nunca estar en sintonía. Nos amábamos, sí, pero por alguna extraña razón la relación nunca había logrado tener algún mínimo de sentido. Salvo el sexo, claro, y este era estupendo.
Por eso sabia que la amaba, por que de todas mis habituales relaciones, la mayoría sexuales, frustradas y dignas de ser olvidadas, esta tenia algo tan particular que no me dejaba avanzar. No podía hacerlo en ningún sentido, ni para olvidarla, por más que me cueste, ni para agarrarla y mantenerla a mi lado por el resto de nuestras vidas, o al menos, intentarlo.
Por esto es que era más mágica todavía. Nos conocíamos casi perfectamente, yo sabía de todas sus historias y revolcadas, y ella tenia alguna idea de las mías, por que a mi mucho de esto con ella no me gustaba hablar. Me daba celos suponer que estaba con este o con aquel, y pensaba que a ella no le agradaría el hecho de que yo hiciera lo mismo. No lo se realmente, nunca se lo pregunte. Nunca me lo dijo. La mayoría de mis dudas están aún ahí, estancadas cual ciclo económico por entrar en decadencia, estancadas como agua de pileta en invierno, estancadas. Estancadísimas.

-Todas las mañanas iguales. O casi todas, desde hace ya dos años y medio - y cuando se comporta de este modo es cuando más la amo, sabe todo perfectamente, todo…- Y lo peor, es que me encanta. Me encanta por el hecho de que comencé a vivir con esto, empecé a naturalizar esta relación al punto de que ya el resto no importa tanto. O eso pensaba yo, no lo se, a veces me siento como en una nebulosa de la cual no puedo escapar para ver bien que es lo que esta sucediendo.
Y digo que me encanta, por que realmente esto parece. Puedo sufrir un día entero, retorcerme a causa del desgarro que provoca el dolor de sentirme abandonada , retorcerme del dolor que provocan las lágrimas cuando caen con tanta fuerza que parecen estar queriendo abrir paso en tu piel, quemarla y luego pasar a tus huesos y hacerlos añicos, retorcerme del dolor de no poder conciliar el sueño, y tan solo lograrlo luego de horas de haber agonizado. Luego de esta etapa digna de alguien que lo único que quiere es que lo maten para que deje de sufrir, llega el olvido. Y este olvido repentino es lo que me hace decir que esta relación me encanta.
Es que al escuchar tu voz ya todo cambia, mi vida vuelve a tener algo de sentido, mi corazón vuelve a latir con fuerza, mis manos dejan de temblar. Todo en mi vuelve a recobrar su vida. Y me olvido. Me olvido de las ganas de morir que había sentido, me olvido de las ganas de tener fuerzas y poder mandarte a la punta de la montaña más alta y lejana, y más fría obviamente, existente en el planeta. Me olvido de todo, de todo. Y vuelvo a reír, vuelvo ver, vuelvo a saber que hacer.

El día que escuché esas palabras un cuchillo atravesó mi estomago de lado a lado. No sentía absolutamente nada más que esa punzada espantosa que ocasionaba saber que hacia sentir así a alguien. Yo la miraba fijo mientras veía cómo de sus labios iban saliendo las palabras con esa forma tan especial que tenia ella de hacerme sentir mal, y no es que esto fuera lo que buscaba, no, sino que tan solo necesitaba desahogarse para poder seguir viviendo al lado mío. Como ya tantas veces lo había hecho. Sólo que esta vez el distinto era yo. La observe muy detalladamente durante su discurso, cómo movía las manos, cómo se acomodaba el pelo nerviosamente a causa de mi penetrante mirada, cómo daba temblores que me daban ganas de abrazarla y no soltarla. Definitivamente me estaba haciendo sentir como un monstruo, pero como siempre, no iba dejar que ella se de cuenta de lo que estaba ocasionando en mí. No se por que mierda nunca me pude abrirme totalmente y dejarme atrapar por ella.

Esa imagen se me vino a la mente mientras esperaba, acostado a su lado, intentando adivinar si dormía, o si tan solo fingía. Tomé coraje y le hable:
-No sé qué me pasa con vos. No sé dónde estoy parado. No sé para que lado correr. Un día te amo con locura, y al otro sólo intento olvidarme de vos. No quiero que estés mal por culpa de mis miedos. Se que tendría que madurar mi amor, pero no puedo, hay algo que me esta impidiendo hacerte feliz y no se que mierda es.
Su respiración volvió a subir el tono, se que me escuchaba, se que sentía que yo estaba mal, de verdad me creía esa angustia que estaba sintiendo, pero no respondía. Tantas veces había intentado hacerme entrar en razón. Tantas veces había querido una respuesta a sus preguntas. Tantas veces había querido ponerle algún punto a esta extraña relación que estábamos construyendo. Juntos. Por que tanto el uno como el otro sabia perfectamente que algo andaba mal, y sin embargo seguíamos ahí acostados, como todos los miércoles de cada semana, desde hacia ya un año…bueno dos años y medio, como bien supo recordarme aquella vez.
Así que espere, espere a ver que hacia. No sabía que decir ni que hacer. Espere, 1, 2, 3, 4, 5 minutos eternos, fueron los peores 5 minutos de mi enfermiza existencia humana. Y logró relajarse, mis manos volvieron a acariciar su pelo, lo hice con la suavidad y dulzura que estuvieron a mi alcance. Lo hice durante un largo rato, mientras respiraba, mientras se concentraba en respirar lentamente. Luego baje a su espalda y la recorrí con las yemas de los dedos, trazando círculos que hacían que se le ponga la piel de gallina. Estaba sintiendo mi amor. Se que esto le daba miedo, y se que pensaba que esto parecía una despedida, un triste despedida. Por que así lo estaba sintiendo yo.
De repente se dio media vuelta bruscamente. Pasó su mano izquierda y la apoyo sobre el otro lado de la cama, dejándome inmovilizado bajo su poder. Me miró fijo. Aguantamos las miradas durante unos segundos que se fueron eternizando cada vez más y más….abrió la boca, sé que su intención fue comenzar a largar un sermón, de esos que puede dar un padre a su hijo, de esos que puede dar una novia enojada, de esos que pueden dar una amiga o amigo cuando algo en tu vida anda mal. Pero no lo hizo, no se que fue, pero algo la detuvo. Las frases debían de estar bailando en su mente como cada día de agonía que había tenido a mi lado, queriendo salir, queriendo abrirse camino entre sus dientes y su lengua para correr a mis oídos y entrar en mi cabeza. Como ya lo había hecho antes. Pero no lo hizo. Sólo pudo mirarme un instante más, sentir mi aliento, sentir mi mirada fija y dura, mi confusión, mi angustioso dolor. Y me besó. Me besó como nunca antes nadie me había besado en mi vida. Fue como si encajáramos perfectamente, como si fuéramos una sola persona. Duro horas, horas y horas.
Mis brazos lentamente se posaron sobre sus hombros, y la aleje de mí. Se acomodó torpemente en la cama y miró el techo. Esperando una reacción, una palabra. Pero nada. Nos quedamos dormidos así, ella sobre mi pecho, mi brazo agarrándola fuertemente para que no intentara escapar y salir corriendo como tantas veces. Y dormimos. Y qué bien que dormimos
Y así, como todas las mañanas iguales desde hacia dos años y medio, nos despertamos, nos miramos, nos reímos, nos besamos. Había que seguir, cada uno tenia su vida planificada, y obviamente, separada. Nunca encontrada. Maldita sea, la bronca que me producía esa enorme brecha no tiene nombre. Me la trague. Desayunamos, y nos marchamos. Nunca le había hecho comentario alguno sobre lo que me dolía a mí esta situación, casi tanto o más que a ella, ¿que por qué no lo hice? Por que sabía que su instinto femenino no iba a dejarla creerme, por que sabía que su reacción iba a ser una estùpida y hermosa risa cargada de una bronca inigualable y seguida de lágrimas que no iba a saber cómo curar. Así que siempre me contuve, tan sólo la abrazaba, tan sólo la besaba, tan sólo la amaba. A mi manera, pero la amaba.

- Será hasta el miércoles mi amor
- Si, como sea- contestó aguantando las lágrimas que querían comenzar a destrozar una vez más su cara- hasta el miércoles mi vida.

Yo sabia lo que pasaba por su cabeza en ese momento, conocía a la perfección todas y cada una de las reacciones de su cara. Y eso era algo que guardaba para mi, no se lo decía, pero sabia lo que sentía.

Era jueves, y no tenía nada interesante que hacer, más que pensar en él, en lo que había pasado la noche anterior, o lo que había dejado de pasar. Pero este jueves era distinto. Mientras caminaba por la calle me di cuenta de lo fuerte que brillaba el sol, y del calor que esto me estaba produciendo. La puta madre que te parió sol, pensé, y seguí caminando hasta la parada del colectivo.
Al llegar a casa no tuve mas remedio que tirarme a dormir otro rato, estar levantada, sola y sin nada que hacer no iba a jugar a mi favor. Así que mire la cama con amor, me mentalice en que descansar era una buena, perfecta, perfectísima idea, y me tire sobre ella cual clavadista se tira a la pileta.
Mi mente empezó a retorcerse, las lágrimas querían salir y destrozar mis ojos, pero no iba a dejar que eso ocurriera. Esta vez no, mi mente ya estaba dando saltos a mejores y más sanos pensamientos, así que no iba a dejar que la amargura me invadiese y me arruinara otra semana más de mi vida. Y lo logre, me dormí. No se cuánto habré dormido la verdad, porque en ningún momento mire el reloj al llegar a casa, pero cuando desperte el sol ya no estaba. Pense que habia sido una lastima perder todo un dia de mi vida durmiendo, pero bueno, por lo menos eso habia ayudado a no pensar en nada poco sano. Me estire con demasiada exageración sobre la cama, comence a sentir los tirones que daban mis musculos entumecidos a causa de las largas horas de sueño que me habia permitido, y me di cuenta de que algo habia cambiado en mi. No supe a la perfeccion que era, pero me notaba tranquila, mi mente no estaba retorciendose, mis ojos no ardian, y mi cabeza no dolia. Una sensación rara para ser jueves, pense, me rei para mis adentros y me levante.
La noche anterior habia sido bastante rara, poco habitual, pero no me encontraba mal, no me sentia sola, ni poco querida, ni abandonada como tantas otras veces me habia sentido a causa de su poco habitual forma de hacerme sentir amada. Sus palabras al fin habian tenido algun sentido para mi, tal vez fue su forma de tocarme, o de besarme, no lo se. Pero algo en èl habia cambiado esta vez. Pense en llamarlo para vernos, queria, necesitaba volver a sentirlo. Pero sabia que no tenia que hacerlo. No era miércoles. Era jueves.

Al llegar a casa me desplome en el sillon, tenia una extraña sensación atravesándome el cuerpo en ese momento, es como si no hubiese dormido por dias, estaba exhausto, me dolian las piernas, los brazos y sobre todo el pecho. Sentia una tremenda punzada en el pecho. Me estaba matando. Asi que me deje llevar y atrapar por los enormes brazos de mi blanco y nuevo sillon, me hundi en èl como si este fuera lo unico reconfortante en toda la casa. Y asi fue, por que cuando me desperte no entendia nada, el dolor que habia sentido en las piernas y los brazos ya no estaba, mi mente estaba mucho mas relajada y despejada, el sueño ya no me aturdia, pero, extrañamente, el dolor en el pecho seguia. Me sente de golpe. Apoye mis codos sobre las piernas y escondi mi cabeza entre mis manos. Algo andaba mal. De repente, mientras estaba ahí escondido hurgando en mis adentros para detectar que me pasaba, recorde una conversación que habia tenido con mi viejo muchos años atrás. Es que èl era como yo, por eso no habia podido terminar de forma una relacion con mi viejo, me estaba dando cuenta de cada una de sus palabras ahora. Que ironia dios, ¿tanto tiempo puede perder uno hasta darse cuenta de cómo son las cosas?. Parece que si.
Por aquel entonces, cuando tuve esta charla con mi viejo, èl y mi vieja ya se habian divorciado. Un alivio, sinceramente, los ladrillos que me sacaron de encima cuando lograron firmar esos papeles no tienen forma de ser cuantificables. En fin, el hombre hablaba de forma muy rara, como liberandose de algo, me contaba de lo mucho que habia amado a mi vieja, y de que ahora se daba cuenta el por que de su rechazo. Claro, la pobre lo habia pescado con una relacion que llevaba mas de 10 años, y sin embargo lo habia perdonado, y el habia dejado todo por ella. Por lo menos eso parecio por un tiempo. Pero a los meses la guerra volvio a estallar, y mi vieja lo termino echando un poco mas por la ventana. Y el nunca mas volvio a entrar. Obviamente cuando paso todo esto yo no me di cuenta, tendria alrededor de unos 13 o 14 años, no se, después de todo no se si soy tan bueno para las fechas. El punto es que me entere de la relacion paralela de mi viejo, del por que del desprecio de mi vieja y sobre todo, del por que del divorcio bien entrado en los 24 años. Bien pelotudo señores. Aplausos por favor. Pero bueno, el ignorante no ignora por que quiere, sino por que no puede hacer otra cosa que ignorar, que eso no seria mas que querer hacerlo…
Al recordar toda esa conversación con mi viejo el dolor se volvio aun mas profundo, tuve que llevar mis manos hacia el pecho y controlar mi respiración. Inhalé y exhalé durante unos 10 minutos, y logre hacerlo. Asi que volvi a esconder mi cabeza entre las manos sudorosas que tenia ahora para poder seguir encontrando el dolor de aquella mortal punzada.
Asi que mi viejo se estaba librando sus culpas, y utilizaba a su hijo de 24 años – flor de pelotudo!- para hacerlo. Y yo lo deje hacerlo, obviamente, lo escuche, y nada mas lo escuche. Es que esa historia me daba nauseas, no podia creer que este desahogandose de sus revolcadas conmigo, tenia ganas de levantarme de la silla y trompearlo hasta defigurarle la cara. Pero no lo iba a hacer, era pelotudo, si, pero no un loco asesino. Contuve mi ira, y decidi que a partir de ese dia no iba a hablarle mas a ese ser que me parecia tan despreciable por entonces, y que decia ser mi viejo.
Senti como las lagrimas empezaron a caer por mi cara,y el dolor del pecho comenzo a ser mas fuerte todavía, me estaba cortando la piel en mil pedazos, me estaba quemando, me estaba flagelando,y de repente, tuve otra ida al pasado. Esta vez era diferente, ahì estaba yo, parado en medio de la iglesia, pidiendo perdon, vaya dios a saber por què Y parecia que todo siempre giraba alrededor del mismo sentimiento. Parece que el mundo siempre gira alrededor de lo mismo, como si nada mas importara que sentirse de tal o cual forma, como si todo lo que hicieramos o pensaramos es por esquivar esta sensación que ahoga, que te deja un nundo en la garganta, que a veces no te deja ni llorar, ni pensar, ni hablar, ni ningun ni que se le parezca. Por mi culpa por mi culpa, por mi grandisima culpa. Desde chiquitos estamos sometidos a esa frase que al decirla y golpearse fuertemente el pecho con el puño cerrado pareciera liberarte de todo lo malo que decis, pensas o haces. ¿Quien dice que en verdad existe la culpa?, por que esa forma de tapar las actitudes con la culpa. Por mi culpa por mi culpa por mi grandisima culpa. Nunca lo entendi tanto como en este momento. Parece que todo lo que hago es para justificar la culpa que siento por tantas cosas. ¿Sera culpa?, ¿existe de verdad la culpa?, ¿y si paso tan solo lo que tenia que pasar y ya?, ¿por que el castigo que tenes que darte para poder lograr el perdon de algo totalmente ajeno a vos y a tu vida?.
La culpa. Es algo tan abstracto y a la vez tan visible y tocable que ya es indescriptible, puedo decir quien siente culpa con tan solo escuchar lo que habla, por tan solo ver un minimo gesto. Puedo decir que actuo siempre a raiz de una culpa que me mata, que me hace agonizar, que me hace sentir chiquito e indefenso, que hace que me sienta perdido continuamente, sin encontrarle un rumbo a nada, sin saber por que hago lo que hago ni para que lo hago. Por mi culpa por mi culpa por mi grandisima culpa. Tengo intacta la imagen de mi mismo ahogando mi puño en el pecho como si pudiera realmente llegar al corazon, agarrarlo con todas mis fuerzas y apretujarlo, extirparlo y tirarlo al rio como una piedra que es arrojada por un chico que intenta hacer sapitos. Sagrado corazon de Jesús, en vos confio. Ahí esta el corazon, el pecho abierto, la cara angustiante, y la culpa. La culpa de todo aquel que no confio y lo mato. Por mi culpa por mi culpa por mi grandisima culpa. Y entonces, como por arte de magia, el dolor paro. Levante la cabeza, mire hacia el frente, respire hondo un par de veces mas y me levante.
Mientras me hacia una gran tasa de café los años comenzaron a pasar por mi mente, exactamente hoy hacia dos años y medio que no hablaba con mi viejo. Exactamente hoy hacia dos años y medio que la conocia a ella.

La puerta empezo a sonar con el énfasis de todos los jueves….latia con tanta fuerza que pense que esta vez si la iba a lograr derribar…asi que me adelante una vez mas y logre abrirla antes de que mi hermana siga dejando sus marcas en ella. Entro acalorada, arrebatada, con el jean caido y el pelo todo enredado, no necesite preguntar de donde venia…esa facha era propia de un “buen viaje en bondi” como ella siempre me decia.
Se sento, tomo agua de su botella y comenzo con su speach:

-Tengo la solucion a tus problemas. Estuve pensando mucho en vos…y en tu temita… asi que ahí te va, escucha bien eh, por que creo que esta vez le di en el palo: ni contigo, ni sin ti.

Cerro su botella, me miro y sonrio. Feliz, feliz por haber dicho la frase justa en el momento justo. Simplemente feliz.

Abri los ojos de par en par y mire fijo a mi hermana. Su frase habia dado en el blanco. Cayò del cielo en lugar y en el momento justo, le palmee la espalda y Sali corriendo de mi casa.

De repente la tasa de cafè se deslizo de mis manos. Què cagaso que me peguè por culpa de los golpes que alguien le estaba dando a mi puerta.
-Abrime, queres???, abrime que me estoy mojando
Era ella, que hacia aca???
-Vine a deshacerme de toda la mierda que fui y a juntar todo lo bueno que perdì. Vine a decirte que te quiero, y no te imaginas cuànto te quiero.
Vine a decirte que me la hubiese jugado desde el primer dia, y vos siempre tan conflictuado
-Conflictivo
-Y vos siempre tan conflictivo
-Tanto como vos conmigo….
-Vine a decirte que hasta acà puedo yo, que esto no da para màs que me llevo lo mio a otra parte.
-¿Què pasò? ¿te cansaste de andar conmigo y con mi viejo y te vas?
-¿Porquè no maduràs? ¿por què no te das cuenta de una puta vez que no fui nunca yo la que estubo con tu viejo? ¿por què no te das cuenta que me usaste como la escapatoria fácil a todos tus problemas?. Tan sòlo fui eso, algo ajeno a todo lo que sos, que cuando te empezò a importar lo metiste en tu mambo para poder deshacerlo.
Me quedè mudo y me di cuenta de la realidad. Ella siempre habìa sido solamente mìa. Mis pocas ganas de querer ver me nublaron lo que tenia enfrente, me quedè atrapado, perdido en la niebla, me quedè mudo. Bajè la mirada y llorè.
-Quedate tranquilo mi amor, vos tambièn fuiste la escapatoria simple a todos mis problemas. Sòlo que ya no quiero que sea asì. Esto va a terminar acà.
Levante la mirada y vi sus ojos hinchados por culpa de otra de las tantas làgrimas que habia derramado por mi.
- Asi que esta historia no termina acà, tan sòlo es otra despedida sin final. Un final màs. Uno que se tiene que volver a juntar. – Dijo, me besò, y se marchò.

1 comentario:

  1. y pensar que yo leí todo el proceso de formación de este cuento jeje

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