martes, 9 de marzo de 2010

Y hoy resulta que ayer, la princesa se hizo reina...

Ella está loca
Es ansiosa, muy ansiosa
Espera, y se desespera
Se muerde las uñas que es el hábito horrible que tiene desde chica y que por mucho que lo intenta no se puede quitar. Se refugia en chocolate...por un ratito. Se refugia en alcohol...y no tiene sentido. Tiene un nudo en la garganta y trata de desatarlo de mil maneras, y ya no sabe que inventar. Y se la ve tan fuerte, y cualquiera diría que no necesita nada. Ella va a seguir jugando ese papel. Detrás de la máscara no hay más que miedo. El miedo no es un buen amigo, pero la sigue como si fuera su sombra. Y ella camina, y lo arrastra, y le aprieta el estómago, le impide gritar. En noches como hoy, hasta le impide respirar. Lo que ella no entiende es que mientras ella congela los segundos intentando entender TODO, la vida sigue y ella se queda parada en un costado. No es conciente de que se le exige que lea e interprete a tipos brillantes, de que se le exige responsabilidad, de que está haciendo lo que siempre soñó y pierde el tiempo en darse la cabeza contra la misma pared, una vez, y otra, y otra. Y eso porque tiene MIEDO. Porque tiene tanto miedo a romper esa cadena que la ata a la pata de la cama y no la deja ser, no la deja estar.
Lo curioso de todo esto, es que ella es feliz...y sabe que es feliz. Pero cada tanto juega a ponerse una venda en los ojos. Pasa que es más fácil vivir sin saltar de tanto en tanto un precipicio. Claro que es fácil: lo que no es es divertido. A tal punto es aburrido que ella está rogando que la empujen. Porque cuando la empujen va a volar, lo sabe...Lo sabe...Pero sigue esperando.

...limando los barrotes, mordiendo las cadenas



Y esa fué la última vez que necesité transformar el veneno en papel
Y volé. y jamás regresé.

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